En el año 1988, en plena fase preolímpica, el Tablao de Carmen abría sus puertas. Barcelona se movilizaba con un entusiasmo y una energía inusitadas para estar a la altura del gran evento y caía rendida al diseño, al urbanismo, al futuro tecnológico, a las Torres de Ávila y a Mariscal. Pero el flamenco no estaba de moda. Y a pesar de ello, Sunchy Echegaray, alma y fundadora del proyecto, decidió tirar delante y embarcarse en el negocio.

  • Producción y edición: Morrosko Vila-San-Juan
  • Entrevista: Eva Blanch

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